lunes, 13 de junio de 2016

THE RIVER HYMN



Erase una vez un grupo de músicos que decidieron subirse a la sierra desde la gran ciudad, escapando de la infernal vida en la carretera de moteles y rockanroll. Querían buscar dentro de un entorno bucólico, una propia forma de expresión musical escuchando toneladas de canciones de la vieja y loca América,  que les ponía en el estéreo un genio llamado Bob Dylan del que en ese momento eran su banda de guerra.

Se fueron a una zona con bosques y río, a pasar la post-guerra y celebrar la libertad de no sentirse observados por nadie , a comprar el pan caliente en la panadería del pueblo y pedir leña al vecino si soplaba el viento de Canadá.

En una pequeña casa de madera pintada de rosa, que bien pudiera haber estado en Frías, lejos del mundanal ruido, de la psicodelia y amplificación imperante en 1967/1968, allí se quedaron, grabando canciones en su sótano entre paseos a un perro pastor de aguas bautizado Hamlet, barbacoas, idas y venidas de músicos hilarantes como los de la portada de John Wesley Harding, a tener hijos, y sobre todo mucha paz.

Ellos compusieron los himnos de aquel río, más estrecho que el Ebro pero igual de trotón, ellos forjaron de nuevo la sensación de grupo indisoluble, fiel a unas convicciones de sabor madera, con la creencia de que buscando en el baúl de los abuelos podrían avanzar, realizando así la contrarrevolución tras la guerra junto a su patrón, ese “Judas” eléctrico, estoicamente,  con abucheos como respuesta a su invención.

Ellos se sentaron en el banco a ver el río fluir, a conocer que ese río es el sentido de los pueblos por los que pasa, como en Frías, donde se celebran las cosas, donde aunque pasen las eras, ahí sigue, sin inmutarse pero siendo testigos de los que todos los que en el pescan, lavan, beben, celebran, nadan, acampan, caminan o cabalgan.

No hay como sentarse en la ribera verde para escuchar el solitario ruido de su corriente y el chocar de sus guijarros y ver como se hace cada vez más potente según se apaga la luz del día.

The Band hizo que toda su parroquia fiel se congregara en su despedida en 1976, en su The Last Waltz, su Último Vals , el concierto rodado por Martin Scorsese para hacer que el sonido de su río, su propio himno, representado por su inmenso legado, quedará para siempre incrustado en la pasión de los que aman las canciones que redimen, eternas, esas que están hechas de familia, piedra y río.

Igual que Frías que en su Fiesta del Capitán, en San Juan, justo un fin de semana antes de nuestro Vals, todos sus vecinos y los que les quieren acompañar se juntan para celebrar con orgullo ancestral la pertenencia al misterio que dan los enclaves, el paisaje y las fábulas  que allí habitan.

The River Hymn podría ser una forma de contar Frías y Frías una manera de ilustrar The River Hymn. Por eso la hemos elegido. Y porque es humilde, no es de sus canciones conocidas,  como un cuento poco valorado pero mucho más verdadero.

Hemos querido emocionar combinando viejas fotos del grupo de Facebook Frías Antiguamente e incrustar en algunas de ellas a esos nuestros héroes, algo que resulta armónico y es que también queremos tributar la música de una banda fundamental en la historia, la cultura y el rock and roll que no conoce de etiquetas porque allí entra todo lo que está testado como imperecedero. 

La música de Bob Dylan & The Band es algo indisoluble porque los conceptos nuevos nacen de la fusión de los talentos, de mirar al pasado proyectándose al futuro, de la recuperación de los mitos y de las leyendas.

Estaremos todos en El Último Vals de Frías para dar gracias en el meandro del río, a Frías y a su espléndida y generosa gente, a todos los que vengan ya que ,a partir de ese fin de semana, serán un poco fredenses y a The Band por ser capaces de producir actos de amor infinito como el que se va a celebrar el 1, 2 y 3 de Julio.

El Rock de las Eras titularon ellos un directo, la Ciudad Roquera, Frías, todo baila en el más acompasado Vals.

Estamos reunidos aquí para daros a todos las gracias.Los que habéis creído en el sueño y lo habéis difundido sólo por creer.

We are gathered here to give a little thank thanks


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Amo la música más que a todo.

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Todos los textos pertenecen a Joserra Rodrigo salvo citas y párrafos con su autor referenciado.